2 de julio de 2011

JAMES REDFIELD. LA INTUICIÓN Y LAS "CASUALIDADES".


"Los problemas personales se resuelven mejor a través del desarrollo espiritual.
Tanta corrupción en el poder está provocando en la base social una necesidad de integridad."

Cuando estudiaba Psicología en la Universidad de Auburn comenzó a investigar una hipótesis: observó que cada vez más gente vivía experiencias profundas a través de esas misteriosas coincidencias que se dan en la vida, lo que él llama el flujo sincrónico y que le llevó a un nuevo modelo de percepción espiritual.
Años después, trabajó con niños maltratados y dio a sus vidas una dimensión espiritual, enseñándoles a estar atentos a esas casualidades y sincronicidades de la vida. Para explicar su teoría escribió una novela, Las nueve revelaciones, superventas que llevó al cine en 2006. La serie continúa con La duodécima revelación (Aguilar).
Qué aprendió como terapeuta de niños maltratados?
Estuve 15 años en un centro de Auburn y después en Birmingham. Pero no sólo trataba a los niños, también trataba a sus padres. Fue un laboratorio donde pude comprobar una y otra vez mi idea fundamental.
 ¿Cuál es esa idea?
La mejor terapia para sanar a una persona herida es ayudarle a descubrir su dimensión espiritual.
 ¿Cómo eran esos niños?
Eran ya adolescentes que habían sufrido abusos en el pasado y que para aliviar su dolor se drogaban y delinquían...
 ¿Pudo revertir esas actitudes?
Había que hacerles conscientes de sus traumas y que conocieran sus propias fortalezas para afrontarlos. Pero cuando a esos jóvenes les enseñaba el camino espiritual comenzaban a tener revelaciones.
 ¿Revelaciones?
Sí, que les ayudaban a abrirse por completo y encontrar seguridad en su interior.
 Lo dice como si tener revelaciones fuera algo habitual…
Es que lo son, es el lenguaje a través del que nos habla Dios: intuiciones, casualidades...
 ¿Dios?
Ese conocimiento superior que está contenido dentro de nuestra propia mente.
 ¿Y se comunica con nosotros a través de la intuición?
Esas coincidencias misteriosas nos aportan información, esas casualidades nos abren una puerta. Mensajes que nos asisten a lo largo de una vida, que nos guían, pequeñas revelaciones que las personas tienen que aprender a identificar.
 No todos somos creyentes.
Todas las tradiciones religiosas nos dicen que debemos llamar a la puerta y pedir ayuda, en nuestra cultura materialista a veces es difícil aceptar lo intangible, pero uno mismo lo puede comprobar.
 Dígame cómo.
Pidiendo soluciones de forma genuina y escuchando atentamente las respuestas, observando lo que ocurre y siendo sensible a ello, desvelando el mensaje. Si nos dejamos llevar por la intuición, esta nos conducirá a misteriosas coincidencias.
 ¿Algún aprendizaje más pragmático?
Sí, algo muy útil que afecta a nuestra propia vida y también a la de los que nos rodean: cada uno de nosotros ha aprendido de forma inconsciente a conseguir la atención y la energía de los otros, se trata de la teoría de los dramas de control de Carl Jung.
 ¿En qué consiste?
Todos seguimos un patrón, una pauta mediante la cual nuestro ego intenta controlar la situación en la que nos encontramos, aliviar nuestra ansiedad. Nuestro ego tiene miedo y quiere protegerse, queremos sentirnos seguros, tener éxito, y para ello utilizamos al otro.
 ¿Cómo?
Yo esbozo cuatro pautas de comportamiento. Algunas personas obtienen comprensión y atención haciéndose las víctimas. Nos hacen sentir culpables y responsables por ellos. Otros obtienen la atención siendo distantes, reservados, esa forma de coqueteo hace que los otros se interesen por ellos.
 O no.
Aunque no te acerques a esa persona, te fijarás en ella y ella captará tu energía. Los interrogadores roban la energía juzgando y criticando a los demás, cuestionándolos.
 ¿Qué consiguen con ello?
Que la gente de su alrededor vaya con pies de plomo y que les dediquen atención por temor a ser objeto de críticas. El intimidador roba energía del resto con amenazas.
 ¿Y todo eso para que el ego se sienta mejor?
Una competencia inconsciente por la energía es la base de todos los conflictos. Dominar o manipular a otros nos da una energía extra que creemos necesitar. Debemos ser conscientes de la dinámica familiar que crea nuestro drama de control y superarlo.
 ¿Cómo evitar que alguien ejerza sobre nosotros ese drama de control?
Hablándole a su alma en lugar de a su ego, si hace eso, verá cómo la conversación cambia casi de manera milagrosa.
 ¿...?
Es el poder de la honestidad. Lo importante es que nos mantengamos por encima del juego del otro, porque la lucha por la energía es contagiosa.
 Entonces es difícil dejar de ser un vampiro.
Hay que dedicar el tiempo suficiente a plantearse preguntas y escuchar las corazonadas. Esa guía interna es clara y práctica.
 ...
El mundo espiritual funciona por el poder de la fe. El agradecimiento por adelantado abre una puerta a un futuro mejor. Si estamos constantemente en un estado de gratitud por lo que tenemos y lo que podemos recibir, se produce una reacción kármica que acaba trayendo lo que queremos.
 Eso es mucho suponer.
Ser espiritual es mucho más que creer en un dios abstracto. Es abrazar el descubrimiento de otra dimensión de la vida que opera sólo de manera espiritual. Cuando lo descubres te das cuenta de que el universo está repleto de esas misteriosas coincidencias, encuentros fortuitos, intuiciones, y que todas apuntan a un propósito más alto de la vida humana.

Ima Sanchís.

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