15 de diciembre de 2011

DANIEL MEUROIS. SOY UN EXTRATERRESTRE.

CRÓNICA DEL MES DE SEPTIEMBRE.

Soy un extraterrestre... Sí, en efecto debo ser uno. ¿Queréis saber por qué?
Porque, pensándolo bien, no respondo mucho a los criterios de normalidad en la Tierra. Par empezar, no tengo miedo a la muerte... lo que es lógico ya que no dudo de la realidad del alma. Además, no me siento fascinado de ningún modo por la violencia; la evito, incluso cuando está disfrazada de los oropeles más seductores. Y además... los juegos del circo, en su versión moderna, no me emocionan, y todo lo que es "tendencia" me da absolutamente igual.
No fumo, y mi teléfono móvil está la mayor parte del tiempo descargado en el fondo de una bolsa. Sin embargo, me gusta hablar en alto a las plantas y a los animales. Cuando les acojo en mi casa, en seguida se convierten en miembros de la familia.
Por otro lado, nací vegetariano, e incluso... si no tengo más remedio que cortar un árbol, siento la necesidad de dirigirme a la conciencia de su especie para explicarle el porqué de mi gesto. Eso no es todo... puedo quedarme durante horas ante un paisaje, sin hacer aparentemente nada, mientras que las "elaboraciones mentales" de moda me cansan. También me gusta viajar, pero sin planificar nada de antemano, sin saber necesariamente dónde dormiré por la noche, sin avisar qué fecha estaré de vuelta.

Tomar riesgos, localizar y rechazar todas las ideas prefabricadas que circulan, sentirme cómodo en el suelo descubierto de una cabaña sin desdeñar sin embargo la habitación más hermosa de un palacio cuando ésta se presenta... Volar por los aires o reptar bajo tierra... Jugar con una araña y, si no hay electricidad, estar encantado cuando solo hay una vela para alumbrarme... Rezar sin sentirme de una religión, enfadarme si llega el caso con el "Cielo" sin nunca culpabilizar... Tener olfato para captar las incoherencias del mundo que hemos construido y sin embargo amarlo en su totalidad. Ser exigente hasta el extremo, a veces provocador, pero siempre con ternura y desprovisto de maldad. En fin... que no se pretenda hacer creer que todo esto es un catálogo de cualidades sino más bien una reseña de un estado.
Francamente, ¿no es algo "extraterrestre" vivir así? ¿No es a contracorriente de la carrera desenfrenada en la que se ha lanzado nuestra sociedad? Pero no tengáis miedo, no se me sube a la cabeza sentirme así, el no ser en absoluto "de mi tiempo" como ya lo he oído decir... ya que tengo la certeza de no ser una excepción.
En realidad, lo sé, veo que cada vez somos más numerosos los que saludablemente pertenecemos a cierta familia de anticuados terrestres que tienen pinta de "extraterrestres"; cada vez más numerosos los que tomamos conciencia de que hay una verdadera vida por reencontrar detrás de nuestra existencia plastificada y cuidadosamente programada.
¿Nuestra debilidad, la de los anticuados? Es la de no saber unirnos y de alimentar con facilidad la sensación de ser los únicos, o prácticamente los únicos, de nuestra especie.
¿Nuestra carencia? Es la de no "atrevernos a decir" lo suficiente por miedo a la opinión del otro. Es la falta de valor y de voluntad. No me digáis que no habéis observado hasta qué punto son belicosas y están organizadas las fuerzas de la Dispersión.
¿Por qué os cuento esto hoy? Por la asunción de responsabilidad. Porque somos infinitamente más numerosos de lo que creemos los que vemos claramente que "algo" ya no funciona y que es urgente repensar nuestros valores comunes, ensanchar nuestro espíritu y escribir un nuevo guión para el futuro de nuestro mundo.
¿Cómo? En primer lugar saliendo de nuestro silencio. Sí... ¿por qué dudar todavía del ideal de belleza, de pacificación y de esperanza que nos habita? Hoy día somos millones y millones, incluso más, en numerosos lugares, los que constatamos las dramáticas disfunciones de nuestro mundo, los que estamos hartos de dejarnos devorar por los efectos de una mentalidad dominante a nivel de lo infra-humano.
No tengamos miedo de las palabras, pero sobre todo no contemos con los grandes medios de comunicación para que nos ofrezcan un micrófono; están anestesiados, prefieren fabricar espectáculo porque en realidad no son ellos los que deciden.
Y además, mostrándonos dignos de nuestros pensamientos y afirmaciones, dicho de otro modo, siendo coherentes con nosotros mismos, amando y siendo constructivos.
Así que, ¿qué esperamos para reaccionar, para tener el valor de nuestras opiniones? No tengamos vergüenza de lo que somos, del espíritu que nos anima y de nuestra voluntad de participar sin demora en el enorme cambio de conciencia que a partir de ahora se anuncia inevitable.
No dramatizo nada, al contrario, soy fundamentalmente optimista sobre la salida de la mutación que nos llama y que, por su exigencia, quiere enseñarnos a convertirnos en "supraterrestres". Las pruebas que atravesamos solo sirven para ello.
Un poco de lucidez... Detrás de nosotros un mundo antiguo muere, es evidente. Ha cumplido su papel, ha dado pruebas ampliamente de sus límites. Ha llegado a la extenuación y, aunque algunos se esfuerzan en mantenerlo bajo respiración artificial, basta algo de sentido común para comprender que es la hora de que todos juntos demos luz a una nueva manera de funcionamiento.Su aparición es de nuestra responsabilidad.
He aquí por qué mi llamada es una llamada a la Expresión, al coraje de decir abiertamente, tranquilamente, sin delirar, de manera humilde pero firme, aquello en lo que creemos y por qué lo creemos; nosotros, que nos declaramos "en el camino" y que nos consideramos "espirituales". Atrevámonos a afirmarlo y sepamos ser diferentes.
En otro tiempo, decía "Atrevámonos a ser terrestres extras". Sin duda la broma está hoy día algo usada... Así que prefiero afirmar simplemente: "Atrevámonos a convertirnos en plenamente humanos". Atrevámonos, ya que todavía no somos nosotros mismos: solo somos el boceto de lo que la Vida nos reserva en herencia.
Hace exactamente treinta años, mientras vivía en mi carne y mi alma "El viaje a Shamballa", nuestros Hermanos Mayores Humanos, los que constituían el Corazón de este, declaraban: "Entregamos más que nunca las riendas de su futuro a los hombres y mujeres de la Tierra. Es la hora..."¿Qué más añadir además de que esta afirmación exige de nosotros firmeza desde el instante presente? No mañana por la mañana.
Frente a las fuerzas de la Dispersión y de la Inconsciencia, ¿queréis que nos convirtamos todos juntos en "extraterrestres" a nuestra manera y que lo hagamos saber? Os tiendo la mano.
Traducción: Equipo Isthar Luna-Sol.

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