21 de febrero de 2012

ATREVERSE A SER FELÍZ.

Cambiar, a veces no resulta fácil, pero no es imposible.
Sólo hay que tener valor y atreverse, sentir la fuerza profunda que nos impulsa a dar el primer paso que romperá la inercia. Si conseguimos hacerlo, los demás movimientos, se van dando de forma natural.
Una vez que nos ponemos en marcha, comprobamos que el Universo nos tiende su mano, ya no hay resistencia y, al no haber resistencia, todo se acopla fácilmente.
Puede crear incertidumbre, pero la única clave es: ATRÉVETE.

 Un empresario austriaco ha renunciado a sus negocios y su fortuna para vivir en una cabaña. Una opción radical que le ha traido la felicidad. Hace unos  años, vivía en una lujosa villa en las montañas austríacas. Un amplio garaje albergaba su limusina.  A los 48 años, Karl Rabad era un acaudalado hombre de negocios, reconocido, pero infeliz.
Hoy vive en una cabaña de 20 metros cuadrados, y es, "más feliz que nunca". "Cuando veo una foto mia, de hace unos años atrás, parezco 10 años más viejo, cansado y triste".
En un viaje a América del Sur, abrí los ojos: "Me di cuenta de que, las personas más pobres que viven allí, son mucho más felices que la media europea". 
"La publicidad nos dice que tenemos que tener la última marca de pantalones vaqueros o una casa grande, pero las personas que lo tienen todo no son más felices." En enero de 2.010, el empresario, quien hizo su fortuna en accesorios decorativos, toma una decisión radical, decidió desprenderse de todas sus posesiones y retirarse a una casita en la montaña.
Una vida idílica, sin las posesiones  físicas. Para deshacerse de su hermosa villa construida en madera y cristal en un verde valle tirolés, ideó un método original.
En lugar de poner su casa  a la venta, organizó una lotería, donde, 22.000 personas compraron  un billete para participar que costaba  99 euros, con  la esperanza de ganar la casa, su jardín, el spa y canchas de voleibol y también todos sus coches. 
Todo el dinero recaudado de la venta de sus negocios y de la venta de su casa, fué donado a un fondo de ayuda, dedicado a los microcréditos en los países en desarrollo.Durante el año pasado, el ex millonario, realizó su sueño: ahora él vive en una pequeña casa en la montaña.
Su vida ahora le parece idílica. "Por la mañana me despierto cuando mi cuerpo se despierta. Entonces yo me pregunto lo que quiero hacer. A veces escribo durante diez horas seguidas, a veces voy solo a caminar por las montañas. "Ahora que tengo muchas menos cosas materiales, mi relación con la gente, es más fácil, más auténtica".
Antes, la gente que conocía,  pensaba  que era por interés. Ahora, cuando alguien está interesado en mí, no es por el dinero, el contacto es mucho más fácil. De su casa y su vida pasada, no se llevaró nada.
Lo único que lamenta, es el tiempo que tardó en decidirse. Desde hace veinte años sentía que llevaba una vida que no me convenía. "Las cosas materiales no son nada. Soy más feliz ahora, porque realmente VIVO como siempre tuve que haber vivido".
Le Figaro.
 

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