26 de marzo de 2012

DANIEL MEUROIS. SOBRE EL 2.012

Creo que esta toma de conciencia no está solo presente entre las personas centradas en la espiritualidad; todos los que tengan algo de lucidez, o sencillamente los que sean coherentes, materialmente hablando, con muchos de los fenómenos que están ocurriendo a nivel político, económico, climático... ven claramente que no podemos continuar como hasta ahora indefinidamente; que la Tierra y la sociedad humana se preparan para dar a luz otra cosa.
En cualquier caso es necesario, ya que solo podemos toparnos con un muro, hemos llegado al final de algo. Tenemos que cambiar y ante todo tenemos que cambiar de conciencia.
No es algo relacionado con el sistema social, con su funcionamiento, con la política, con la economía, es algo relacionado con la mentalidad.
Así que, en ese sentido, muchas personas como nosotros intentamos provocar la máxima reflexión, la máxima toma de conciencia sobre qué es el ser humano, sobre su origen, sobre lo que le espera. Creo que nunca ha habido tanta gente, con los medios de difusión que tenemos actualmente, que haya dejado atrás ciertas barreras. Nunca ha habido tanta gente que haya podido realmente medir lo que se prepara a escala planetaria.
P: Se tiene la impresión de que va a ser un cambio mucho más importante; más incluso que lo que ocurrió en Atlántida, donde se tuvo que empezar desde cero.
D.M.: Sin duda, la historia nunca se repite de la misma manera. La evolución no es algo que gire en círculo, es una espiral ascendente. Es cierto que cuanto más avanzamos en la historia de un planeta y de su población, más podemos esperar, aunque no sea siempre el mismo tipo de acontecimiento el que ocurre, y la misma clase de comportamiento que prevalece, hay un nivel superior que se ha sobrepasado.
Es lo que está ocurriendo ahora, hay un nivel superior que somos capaces de conseguir. En la actualidad hay actos de barbarie, pero al mismo tiempo se hacen cosas hermosas. Creo que cada vez hay más gente que aspira de manera verdadera y sincera a otra cosa. Creo que no estamos en absoluto al nivel de lo que ocurrió hace casi 12.000 años en la Atlántida.
Aunque haya constantes a nivel de algunas aberraciones, las mentalidades ya no son las mismas. Hay una experiencia en el fondo del corazón humano, cada vez en más personas.
P: ¿Podemos decir que va a ser el cambio más importante que la Tierra haya vivido?
D.M.: No tengo la pretensión de conocer toda la historia de la Tierra, pero lo poco que conozco de esta me hace pensar que sí, aparentemente es el cambio más importante, más decisivo.
P: Después del 2012, ¿la materialización de nuestros pensamientos será más rápida?
D.M.: Creo que hoy día ya podemos constatar que lo que sembramos a través de nuestros pensamientos, por supuesto también a través de nuestros actos, regresa a nosotros mucho más deprisa que antes. Estamos en movimiento de aceleración del tiempo, de la percepción del tiempo, y también de la concretización de lo que el tiempo siembra.
Pienso que vamos a estar obligados a darnos cuenta, ya lo estamos, que cada vez somos más creadores de nuestra realidad cotidiana. Creo que las leyes de la materia se están modificando sensiblemente al ritmo en el que lo está haciendo la percepción de nosotros mismos, de nuestra vida; al ritmo en el que se expande nuestra conciencia. Esto es ya una experiencia.
Se ha demostrado matemáticamente en la física cuántica: es nuestra forma de percibir el mundo la que realmente dicta, o al menos influencia las leyes bajo las que nuestro mundo funciona. Así que si comenzamos a pensar de una manera diferente, la materia, la dimensión de nuestro mundo va a reaccionar de manera diferente a la naturaleza de lo que pensamos, a lo que liberamos de nosotros. A esto se le llaman prodigios, milagros.
Por ejemplo, los actos que realizan algunos Maestros de Sabiduría ya son la prueba: son seres que funcionan con un nivel superior al nuestro. Seres que simplemente han comprendido que lo que se libera del ser humano, de su nivel de conciencia, de su tono vibratorio tiene una influencia determinante sobre el planeta y se divierten con ello. No hay que mirarlos como una superchería o cosas que proceden directamente de un divino que no conseguimos definir; son seres que son algo más mayores que nosotros, que han comprendido la fuerza del espíritu y del corazón humano.
P: ¿Tenemos que cultivar la fluidez y la aceptación para favorecer este pasaje?
D.M: Evidentemente. Pienso que en la actualidad todos los seres humanos sufrimos de numerosas rigideces a nivel de nuestro comportamiento, las hemos sufrido y las sufrimos todavía. Sobre todo a nivel de percibir nuestras relaciones, de percibirnos a nosotros mismos igualmente.
Esas rigideces, esas contracciones de nuestro mental, la forma en que nuestro corazón ha sido estrechado, son las que han sembrado nuestras vidas, la vida en el planeta tierra de dolor. Así que la fluidificación de nuestro comportamiento interior, de nuestras actitudes, es esencial, es la primera de las cosas a realizar.
La mínima crispación posible, la mayor distensión, la mayor relativización posible de lo que vivimos, por ejemplo, de las dificultades que debemos afrontar. La mayor parte de los problemas que vivimos hoy día son puras creaciones, erróneas, de nuestras actitudes mentales. No somos capaces de salir de muchos esquemas, y estos esquemas están enfermos.
Así que no hay que esperar en absoluto que las cosas sigan como "hasta hora". Personalmente espero que no continúen como antes, creo que no pueden hacerlo. Creo que hemos utilizado cierto modo de funcionamiento en la Tierra, que la naturaleza del universo nos pide insistentemente abandonar y no tenemos elección. Si lo rechazamos creo que caemos enfermos. Si no somos capaces de adaptarnos, nos esperan la depresión, las llamadas enfermedades mortales... muchísimas disonancias, rupturas con el movimiento de la vida. Es una cuestión de sensatez, de Inteligencia (con I mayúscla).
Van a demostrar lo que no había que hacer, al menos en cierto número de ámbitos. No es que lo hagamos todo mal, se trata de que hay muchos puntos en los que hemos explorado los callejones sin salida, y ya es hora de decir "ya basta".
P: Hay un enorme miedo en relación con 2012 y lo que ocurrirá después. La pregunta es, ¿hay un precio que pagar?
D.M.: Siempre hay un precio que pagar. Cuando se atraviesan puertas, es decir, cuando hay un cambio de estado de ser, cuando abandonamos viejos comportamientos y buscamos los nuevos hay algo que soltar detrás de nosotros. Y soltar viejas vestimentas, soltar, abandonar corazas, viejas escamas, abandonar una forma de armadura, necesariamente es siempre doloroso. Ese es el precio que hay que pagar.
Sabemos que nuestras vidas, que cada vez que entramos en transformación, a través de pérdidas, de duelos, de separaciones, de empleos que tenemos que dejar... hay que pagar un precio: el dolor que nos produce, pero al mismo tiempo, si somos algo lúcidos nos damos cuenta que aunque esas pérdidas, esos desprendimientos sucesivos nos llevan a las cosas que inevitablemente nos hacen crecer, aunque sea algo agresivo.
Debe ser algo difícil entrar en un nuevo mundo, aunque ni siquiera se trata de entrar sino de dar a luz un nuevo mundo, ya que ese nuevo mundo no se nos va a imponer desde el exterior, se espera que seamos  nosotros quienes lo reconstruyamos. Entrar en una dimensión interior y proyectar esa nueva dimensión interior a nuestro exterior, eso es lo que se nos pide. No se puede hacer de manera fácil ya que son necesarios una multitud de reajustes, pero pienso que la verdadera riqueza viene de esa pérdida sucesiva. Recuerdo haber dicho hace algunos años que soy rico de todas mis pérdidas y todos mis duelos. Y lo que es cierto a nivel de un individuo, es cierto a nivel de toda la humanidad, del colectivo del mundo. Si nos aferramos a valores antiguos no podemos alcanzar algo más luminoso.
P: ¿El cambio de conciencia que se perfila afecta únicamente a la Tierra o a todo el Universo?
D.M.: Afecta a la totalidad del universo. Evidentemente hablamos de la Tierra ya que nosotros, sus habitantes, estamos afectados por el mismo, pero la Tierra es una parcela de un gran todo. Y es ese gran todo el que está afectado por el cambio, en el sentido positivo de la palabra, que es llamado a entrar en transformación.
No podemos concebir una modificación en la Tierra y que no haya modificaciones análogas en los planetas vecinos, o incluso en el conjunto de nuestro sistema cósmico. Es una onda de vida diferente que nos lleva hacia otra cosa. Nos miramos a nosotros mismos porque somos apenas capaces de imaginar que ocurre algo más allá, no somos capaces de englobar la totalidad de lo que ocurre en la Tierra, no nos ocupamos de lo que ocurre fuera de esta.
Pero esta transformación alcanza igualmente a los planetas vecinos. El cosmos es como un gran cuerpo. Y   hablando del cosmos, hablando únicamente de nuestro sistema solar, cada planeta es como un órgano de un gran cuerpo llamado Sistema Solar. En el cuerpo humano, si un órgano está enfermo, es la totalidad del cuerpo la que está enferma. Si un órgano entra en transformación, o se cura, es la totalidad del cuerpo la que se beneficia de la curación, todo está relacionado, no son sistemas independientes unos de otros... La ley de la analogía es la ley universal. No estamos aislados.
P: También se habla de la fecha de 28 de octubre de 2011. ¿Puedes hablarnos algo más sobre esta fecha?
D.M.: Es el calendario maya el que indica esa fecha como la última fecha a partir de la cual la humanidad entra en una transformación de aproximadamente un año, que es inevitable. Si lo he entendido bien, esta fecha es como el punto final del mundo antiguo.
No soy un experto de este calendario, no lo he estudiado, pero me parece completamente coherente. Cuando vemos lo que está ocurriendo en el mundo, y a muchas organizaciones o estructuras importantes a nivel de los estados, a nivel de la economía... que están siendo puestas patas arriba, transformadas... nos damos cuenta realmente que hay otra organización que está emergiendo en la Tierra.
No me sorprendería que en las próximas semanas o meses ocurran acontecimientos importantes a escala planetaria. No serán necesariamente vistas como positivas inmediatamente. Hay que tropezar para avanzar. Aunque tengamos la impresión de tropezar, creo que tras esa aparente caída se perfila un escalón. Personalmente soy muy optimista a medio plazo.
P: ¿La tecnología se armonizará con la percepción más sutil de las personas?
D.M.: Efectivamente, es inevitable, ya que las percepciones sutiles que tratan de desarrollar los seres que trabajan en la constitución prácticamente invisible del universo y del ser humano, no solo se encuentran en el que llamamos mundo de la espiritualidad.
En el mundo científico también hay personas que cada vez están más despiertos y que se dan cuenta que no solo existe el mundo que es perceptible con nuestros sentidos. Incluso forma parte de la física cuántica: muchos físicos cuánticos se inclinan sobre otros sentidos, sobre otras concepciones del universo diferentes a las que han sido admitidas hasta ahora.
Hace poco leía un artículo que decía que casi tenían, que estaban a falta de muy poco de tener la prueba de que la velocidad de la luz no era la velocidad superior, la velocidad máxima que podía concebirse. Que había una velocidad superior a la de la luz. Es la velocidad a la que, por ejemplo, hace referencia el pensamiento, la proyección de los cuerpos sutiles del ser humano. Así que, es inevitable que, cuanto más se adentran las investigaciones científicas en un área que antes se consideraba fantástica, imaginaria... más van a alcanzar las técnicas científicas punteras las experiencias de los místicos o las experiencias extrasensoriales.
P: ¿Esta evolución cambiará nuestra mirada y nuestra concepción de la vida?
D.M.: Es inevitable. En cualquier caso así lo espero, es urgente. Creo que es extraordinario que en Occidente todavía nos hagamos preguntas por ejemplo, sobre la existencia del alma y de su supervivencia. Creo que si somos mínimamente lúcidos, coherentes, si tenemos los ojos abiertos sobre lo que ocurre en el mundo, sería una pregunta que se habría dejado de hacer desde hace mucho tiempo.
Los grandes cambios a nivel de la conciencia van a empezar por ahí. Que no seamos capaces de cuestionar que la vida de un ser humano dura 80 o 90 años y que después no hay nada más, es una aberración. Necesariamente el cambio va a pasar por ahí.
P: ¿El hecho de que la humanidad se pregunte sobre 2012 no implica que ya hay un cambio de conciencia en la misma?
D.M.: No lo creo. Hoy día es 2012, pero también ha existido el gran miedo al año 2000, etc... Siempre ha habido personas que se han interesado en numerosas profecías y para alimentar mecanismos de miedo entorno a ciertos acontecimientos anunciados, lo que posiblemente es único, es la amplitud que hoy día tiene este movimiento, pero esa amplitud solo es debida al mayor alcance de nuestros medios de comunicación.
El ser humano siempre ha ido a la búsqueda de lo que podría ocurrirle, de lo que podría abrirle otras perspectivas.
P: ¿Cuál es la naturaleza del vínculo que nos une a los Hermanos de las Estrellas?
D.M.: La respuesta está en la pregunta. Cuando decimos Hermanos de las Estrellas, es un vínculo de fraternidad. Son nuestros hermanos, ni más ni menos, no son seres perfectos, son seres en evolución, que son suficientemente conscientes y están lo suficientemente avanzados en el camino de la inteligencia del corazón y también de la inteligencia cerebral, ya que también es una forma de inteligencia, están bastante avanzados con relación a nosotros para tendernos la mano y evitar que sigamos cayendo indefinidamente en otras trampas.
Así que es un vínculo de fraternidad, es un vínculo de amor, es igualmente un vínculo de ternura. Es tal su amor que solo nos ayudan con cuenta gotas para no provocar acontecimientos de pánico y similares. Tampoco quieren interferir, diría que de manera autoritaria, en nuestra evolución para dejarnos a nuestro libre albedrío. Así que, sencillamente, destilan su ayuda con mucho cuidado. Lo que no significa que en ocasiones no nos hayamos extraviado.
Son seres que también aprenden, que están en evolución, que hacen tentativas. Nos han hecho propuestas, nos han ofrecido ayuda que no hemos comprendido o no lo hemos hecho bien, porque no era necesariamente el momento. Hoy día nos tienden de nuevo la mano como Hermanos Mayores con una enorme ternura y amor.
P: 2.035 era otra fecha importante...
D.M.: Personalmente, no me han hablado de 2.035 sino de 2.033. Pero, a fin de cuentas, 2 años no quiere decir nada en un calendario como ese. Siempre me han dicho (cuando digo "me han dicho" quiero decir los seres de luz con los que trabajo desde hace 40 años), que el fin de los grandes acontecimientos de transformación del planeta Tierra tenía lugar entorno al año 2.033.
Es la primera vez que escucho hablar de 2035, pero si viene del calendario maya finalmente estamos de acuerdo en muchas cosas.
P: Los sumerios hablan de un cuerpo celeste que puede volver sobre la Tierra. ¿Qué sabes de esa hipótesis?
D.M.: Personalmente, estoy convencido de que todo ello está vinculado a desplazamientos de cuerpos celestes en nuestro cosmos. No es una cuestión de superstición. Sabemos que la aparición de algunos cometas, de cuerpos celestes, en la historia de la humanidad ha provocado temores, miedos,... efectivamente han ocurrido algunas cosas con la aparición de algunos planetas.
Otras veces no ha ocurrido nada perceptible. Así que no estoy de acuerdo con las tradiciones populares que dicen que cuando aparece un cuerpo celeste van a ocurrir necesariamente acontecimientos dramáticos. Como decía antes, como un sistema planetario es parte de un sistema cósmico, como un cuerpo con sus órganos, con sus vías de circulación, su sistema nervioso, su sistema sanguíneo, su sistema respiratorio.
Creo que si hay un elemento nuevo que se desplaza en un sistema solar, afecta el conjunto del equilibrio del todo y necesariamente se producen acontecimientos.
P: ¿La medicina se orientará más hacia terapias más sutiles? ¿Utilizará herramientas más sofisticadas como la nanotecnología o aparatos más revolucionarios?
D.M.: Creo que es inevitable. Es inevitable que la medicina evolucione al ritmo en que las conciencias deben evolucionar. La tecnología solo puede avanzar, y esa tecnología llega a ser, está ya llegando a ser tan sutil que, en general, está alcanzando las reglas de funcionamiento de la conciencia.
A menudo me gusta hacer comparaciones entre el funcionamiento de un ordenador y el del propio ser humano. Se ve bien que el campo informático, por ejemplo, ha tomado como modelo el funcionamiento del ser humano, de su memoria profunda; las carpetas que abrimos, las papeleras, las subcarpetas... el ser humano funciona de ese modo.
A nivel de la medicina, cuando más se van a perfeccionar las técnicas de intervención, más vamos a alcanzar esa especie de red de funcionamiento hiper-sutil propio de la conciencia humana. Vamos a trabajar a nivel de la luz. E incluso más allá de la luz, evidentemente.
P: Cuando se presenten los acontecimientos de 2012, ¿cómo haremos para reconocer el momento del pasaje?
D.M.: No tengo la respuesta para eso. Pero creo que en un momento dado la puerta será tan evidente que no podremos dudar del hecho de que abandonamos definitivamente una forma antigua de funcionar. Creo que esa percepción de la puerta que se debe atravesar podrá ser muy diferente entre unas personas y otras. Para algunos habrá conmociones a nivel físico, a nivel económico; para otros es posible que ocurra a nivel de su salud, a nivel de sus ojos, que se abran completamente con nuevos valores que van a imponerse. Podría darse todo eso al mismo tiempo. Creo que no lo podremos negar.
Ahora bien, que sea en 2012 exactamente, no puedo hacer pronósticos en relación con eso. En cualquier caso creo que ya hemos entrado en la fase en la que nos damos cuenta de que hay otro universo que se nos va a revelar. Creo que los que rechazan esa evidencia son personas que se aferran a valores que se están desmoronando completamente.
Después, cada uno puede interpretar como considere esa transformación. Pero creo que posiblemente no tiene que ser más en 2012 que en 2013. Ya estamos en 2011 y es cierto que el mundo en el que vivimos tiene poco que ver con el que existía hace 10 años. Creo que es algo muy evidente. Las mentalidades cambian. Hay personas que se oponen al cambio, pero son personas muy enfermas.
Así que cada uno va a vivirlo a su manera. Desde luego, algunas personas lo vivirán de manera dolorosa, y otras de forma mucho más ligera. La tarea de los que nos ocupamos de temas espirituales es la de actuar de manera que podamos respirar de manera más ligera que los que rechazan admitir que, de alguna manera, cambiamos de rumbo.
P: Otra fecha de la que se habla a menudo es del 21 de diciembre de 2012. ¿Qué opinas?
D.M.: No me han dado información sobre ese 21 de diciembre. No estoy en absoluto seguro de que, por la naturaleza de nuestro universo, vaya a ha ocurrir algo el 21 de diciembre. Creo que si los seres humanos creamos tal egregor de miedo y angustia, puede ocurrir algo.
Es la orientación de nuestra conciencia la que va a determinar la naturaleza de los acontecimientos de ese día y de todo lo que lo va a rodear.
También pienso que esa fecha del 21 de diciembre es una fecha simbólica; en primer lugar, es el solsticio de invierno. Es el pasaje de los días que declinan a los que empiezan a crecer, a ser más amplios; ese día simboliza el retorno del Sol. Es el símbolo de la Navidad. La Navidad es lo nuevo, es Dios, el nuevo sol (aunque haya dos o tres días de diferencia).
Creo que somos responsables sobre lo que vamos a hacer el 21 de diciembre y los meses y los años que lo rodean. El 21 de diciembre de 2012 ya ha comenzado, estamos en él, y es de nuestra responsabilidad.
P: ¿Habías hablado de celebrar el 21 de diciembre en París, con un seminario?
D.M.: Podríamos celebrar esa fecha en París, en un seminario, sería una hermosa y amplia reunión de intercambio, oración, de meditación y optimismo. Sí, es algo factible.
P: Finalmente, ¿puedes hablarnos de las principales claves de ese pasaje de 2012?
D.M.: Solo veo una clave para salir de esa especie de ola de miedo, de incertidumbre, de angustia que nos envuelve entorno a la fecha de 2012. Creo que la única clave es la alegría. La alegría está hecha de optimismo, de amor, de compasión. Si unimos todo ello, creo que ocurra lo que ocurra, vamos a rebotar hacia algo mucho más hermoso. No se necesitan grandes explicaciones metafísicas.
La búsqueda espiritual, es decir, la búsqueda de lo que somos y del sol que nos llama, es simplemente la búsqueda de la felicidad. La llave para dejar atrás el rumbo actual es intentar ser mejores seres humanos; ser más optimistas, más generosos, y sencillamente tener más amor.
No hay que desarrollar grandes conceptos metafísicos, filosóficos. Aunque no tengamos necesariamente que hablar del retorno del Cristo, del retorno de Mahdi o de Quetzalcoatl. Se habla de ellos, pero trata de algo más allá, no tiene que ver con las creencias, con las tradiciones religiosas, sino con la alegría interior.
Es la alegría interior la que debe hacer de nosotros mejores seres humanos. Es el amor que todos somos capaces de cultivar el que debe prevalecer sobre todo lo demás. Son grandes palabras, sobre todo cuando vemos cómo el planeta se debate entre sufrimientos y conflictos increíbles. Pero tras esos conflictos increíbles, esas atrocidades que ocurren hoy día, creo que existe la esperanza en una nueva posibilidad de respirar, y que todo ser humano que hoy día vive en el planeta solo sueña una cosa: poder amar y ser amado de verdad.
Creo que solo muy, muy pocos aspiran a algo diferente, incluso entre los que cometen atrocidades. Todo lo que buscamos es el amor, desesperadamente. Es posible que choquemos con tal muro de aberración que vamos a llamar al amor con una enorme sed y posiblemente, al final, en un momento dado, se impondrá la simplicidad.
P: Para concluir Daniel, ¿podemos decir que en relación con 2012 eres optimista?
D.M.: Fundamentalmente, soy optimista en el fondo. No soy de los que se muestran ingenuamente optimistas, de los que piensan que van a venir nuestros Hermanos de las Estrellas con enormes naves nodriza sobre nuestras ciudades, nuestras regiones; van a subir dentro a los buenos, a nosotros incluidos (porque está claro que nosotros somos buenos), los malos se van a quedar en la Tierra y ésta va a estallar. En absoluto pienso que vayan a ocurrir cosas como esas, aunque tenga certeza que están ahí, encima de nosotros, como hermanos mayores, diría que como discretos, muy discretos protectores.
Pienso que es cierto que hemos pasado momentos difíciles, pero de nuevo, soy muy optimista en relación con lo que viene después de 2012, lo que viene después de todos estos años que estamos viviendo. Personalmente, tengo muchos proyectos para el futuro, espero que todo el mundo los tenga. No quiere decir que trabajemos con las herramientas que tenemos hoy día.
Podemos prescindir de la electricidad, de Internet... pero eso no significa que no podamos hacer cosas hermosas. Estoy convencido, estamos llamados a ello. No tenemos elección, es el sentido de la vida. Tiene que continuar y hacerlo de manera ascensional.
Gracias Daniel.

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