31 de agosto de 2012

ELISABET SAHTOURIS. EVOLUCIONISTA, BIÓLOGA Y FUTURISTA.

Educada en la ciencia occidental en los años 60. El contacto con tribus indígenas y las cosmovisiones orientales le ayudaron a quitarse el corsé y abrirse a los estudios de la conciencia. Insiste en que el universo está vivo y nos invita a un cambio de paradigma para salir de la crisis.


¿Qué tenemos que aprender para salir de esta crisis reforzados, capaces de ir en una dirección mas equilibrada?
Nos enfrentamos a tantas crisis hoy en día, que hay mucha gente que está deprimida y creyendo que no se puede hacer nada. Pero cuando estudias la naturaleza, ves que cuanto más grandes son las crisis a las que se enfrenta, más creativas son las soluciones. Ha habido 5 grandes extinciones en nuestro planeta, en las que casi toda la vida desapareció, y después hubo un florecimiento de ecosistemas completamente nuevos.
La resiliencia dice: “Eso no ha funcionado, vamos a hacer otra cosa… como ahora la cosa ha cambiado, vamos a hacer especies que se adapten a lo nuevo, …” La naturaleza es resiliente y puede ver si esto es lo que se debe proteger, o si esto es lo que debe cambiarse.Podemos aprender a ver la crisis como algo que celebrar, como una oportunidad para hacer las cosas de otra manera – entonces, nuestro espíritu se elevará, se alegrará, empezaremos a descubrir soluciones, en lugar de sólo sentir que estamos oprimidos por los problemas.
¿Qué nos ha llevado hasta aquí?
Tenemos una crisis porque no vemos al planeta como algo vivo y generoso… cosa que casi todas las culturas humanas han reconocido. ¡La Gran Madre que da! La gente indígena siempre cree en la idea de devolver tanto como se coge o se recibe de la Tierra. Había una conciencia constante de nuestra relación con la naturaleza, y que era una relación mutuamente beneficiosa, pero esto se perdió completamente con la historia científica occidental, en la cual la naturaleza se convierte sólo en un recurso para que los humanos podamos explotarla… Ahora vemos que este sistema es totalmente insostenible. Ahora tenemos que intentar volver a la armonía y al sentido de pertenencia con la naturaleza. Volver a esa sensación de que todas las especies y ecosistemas son importantes para el planeta y tenemos que aprender a adaptarnos de forma no destructiva, reciclando absolutamente todo lo que producimos y sin introducir más toxinas al sistema.
¿Qué responsabilidad tienen las religiones?
Cuando analizamos las religiones, cuentan con un Dios externo que crea la naturaleza; y las religiones orientales, sin embargo, son autocreativas, porque la creación viene de dentro. El creador y la creación no están separados. Para mí, el concepto de autocreación es fascinante, y existe tanto en la  ciencia como en las religiones orientales.
Si tienes un Dios exterior, que es como un padre, una autoridad que marca las normas, entonces, la preocupación se convierte en ¿cuál es la relación con ese Dios externo?
¿Podríamos decir que la raíz de nuestra crisis es el dualismo?
Sin duda. Cuando tienes un dios externo y una naturaleza separada, ya tienes el sistema dual; porque la gente se identifica más con el Dios o con su creación. Nosotros en occidente hemos dejado la espiritualidad fuera del todo, y sólo vemos cosas relacionadas unas con otras, pero separadas.
Los científicos viven en una paradoja: cuando están en el laboratorio ven que la materia es vacío y vibración, pero cuando tropiezan con una piedra, les duele porque es maciza. ¿Qué tiene que pasar para que se rompa la separación entre dos mundos paralelos, el de los descubrimientos de la física cuántica y nuestra tozuda realidad del mundo material?
Cuando yo estudié ciencia, hace 50 años, teníamos una clase sobre filosofía y ciencia. En occidente, básicamente, nos educaron en las creencias de que el universo es no-vivo, que la conciencia es un producto emergente posterior de la evolución material, que podemos estudiar la naturaleza sin afectarla.
La ciencia oriental sin embargo dice: la materia surge de la conciencia, el universo está vivo, incluso mirar algo, ya lo cambia, lo altera, ¡porque todo está conectado!
Los físicos occidentales ya descubrieron esto; pero el mundo de la física sigue todavía dividido sobre esta cuestión de la conciencia. Hace 100 años que existe esta división dentro la ciencia occidental.
¿Los paradigmas también entran en crisis y caen?
No se trata de que un paradigma se imponga al otro. No es un modelo de conquista en que una visión se impone y aparta a la otra. Entonces, ¿por qué no dejamos que la ciencia occidental haga todo lo que hace tan bien, que se dedique a todas esas cosas tecnológicas que les encantan, pero equilibrada por una ciencia que realmente pueda entender la vida?
Necesitamos una ciencia de la economía basada en la vida y en el estudio de la naturaleza, porque la ciencia occidental no lo está haciendo, funciona de manera mecanicista y se está desmoronando todo.
¿Para que podamos colaborar con la naturaleza, co-crear con ella, qué tiene que pasar con nuestras mentes?
El problema del mundo es que la economía global se basa en un modelo egoísta, y la gente está harta de guerras y quiere la paz… nos toca madurar. Cuando hay una persona que está infeliz en una familia, todos están alterados. Comprendemos las necesidades dentro de nuestra familia, pero no hacemos la progresión hacia los sistemas más grandes: una isla, una nación, un mundo… nunca se nos ha enseñado que la vida funciona con los mismos principios a todos los niveles. No hacemos la conexión entre nuestra economía  familiar y la economía global. Esto hay que enseñárselo a los niños.
¿Cómo crees que tiene que ser ese cambio en la conciencia individual para que haya una masa crítica que posibilite el cambio?
Creo que para cambiar la forma en que pensamos, para cambiar nuestra conciencia, hace falta educación. Tenemos que conocer nuestras posibilidades. Todas las especies, en la historia de nuestro planeta, han tenido que pasar por una fase inmadura para llegar a la madurez. Tenemos que conocer la unidad de nuestro mundo y tenemos que aprender mucho de lo que ha pasado antes.
Igual que podemos amarnos entre personas de nuestra misma familia, tenemos que hacer extensible ese amor. Si somos seres hostiles, creamos hostilidad; si tenemos paz interior, atraemos paz; si somos amorosos, atraeremos amor… Este es el cambio dentro de la persona, la posibilidad de convertirte en modelo. Los padres saben que no se puede obligar a los niños a hacer algo, si ellos no hacen de modelo… no funciona: no puedes fumar, y decirles a ellos que no fumen, porque no funciona. Ellos buscan modelos que copiar.
Necesitamos un modelo de la gente que queremos ver en el futuro, y empezar a vivir como si el futuro ya estuviera aquí, tratándonos unos a otros con amor y siendo creativos juntos, escuchándonos unos a otros las ideas, hablando de la comunidad y viendo hacia dónde va esa comunidad. ¿Qué proyecto podemos hacer para donar nuestro tiempo? Tenemos mucho que aprender de la naturaleza y de las tradiciones espirituales antiguas
¿Conoces algún ejemplo donde el cambio haya dado frutos?
El mejor ejemplo que conozco es el movimiento Sarvodaya, en Sri Lanka. Se trata de un movimiento que empezó hace 50 años para el auto-desarrollo en pequeños pueblos locales y ahora es una red de 15.000 pueblos, en un país que sólo es 6 veces más grande que la isla de Mallorca y donde viven 20 millones de personas. La forma en que empiezan el cambio en esa comunidad es aprendiendo a meditar. Aprenden el espíritu de la generosidad, de ver cómo la naturaleza nos da y cómo nosotros damos a nuestras familias; y hacer que esto sea una práctica habitual; el estar en paz, el ser amoroso, el ser generoso, dar trabajo a tu comunidad, ofrecer tu trabajo a tu comunidad.
En cuanto la gente empieza a dar parte de su trabajo para un proyecto común, se empieza a crear riqueza, sólo por el hecho de hacerlo, de unirse y hacer algo juntos; ahí se crea la comunidad. Empiezan a reunirse, en grupos de mujeres, de agricultores y la comunidad entera para ver qué necesitan para ser una comunidad mejor y para florecer. Construyen escuelas y clínicas…  y se ha generado suficiente riqueza a través de las empresas locales, para que haya un dinero comunitario y el dinero comunitario se destina a microcréditos, que permitan arrancar otros pequeños proyectos. 5.000 de esos 15.000 pueblos ya son entidades legales, con sus propios bancos, utilizando la moneda corriente; pero dan un 12% de interés sobre los ahorros, ¡imagínate un banco que te da un 12% de interés sobre tus ahorros! Así que estás acumulando riqueza mientras que el banco se lo está prestando a las empresas dentro de la comunidad, o incluso a otras comunidades, para seguir aumentando la riqueza.
Otro aspecto importante para que podamos iniciar esta transición es la educación.  ¿Qué elementos hay que modificar en la educación?
La educación es enorme. Lo primero que enseñaría a los niños es cómo funciona la vida. ¿Dónde estamos nosotros en relación con la vida? Podemos elegir el amor en lugar del miedo, podemos enseñar el amor y la meditación a los niños. Ahí empieza todo.
Hay tantísimas oportunidades para que podamos trabajar juntos. Necesitamos que la gente se una a la organización que tenga más cercana y que trabaje con su comunidad. Tenemos que unirnos y celebrar la crisis como una oportunidad para crear toda una nueva forma de vida.
¿Qué podemos hacer para reinsertar al ser humano en la naturaleza?
Desde la edad de piedra, cuando creamos el lenguaje, hemos estado separándonos de la naturaleza. Cuando empezamos a nombrar los colores, por ejemplo, redujimos nuestra percepción de millones de colores a unos pocos. Después desarrollamos la agricultura y decidimos qué plantas son o no son buenas… y así continuamos alejándonos. A través del idioma escrito empezamos a ver nuestras palabras y nuestros pensamientos de forma objetiva frente a nosotros. Después entramos en el comercio, hasta el punto actual en el que todo depende de los mercados y las naciones están comercializadas. Ahora tenemos que intentar volver a la armonía y al sentido de pertenencia con la naturaleza; volver a esa sensación de que todas las especies y ecosistemas son importantes para el planeta. Tenemos que aprender a adaptarnos de forma no destructiva, reciclando absolutamente todo lo que producimos y sin introducir más toxinas al sistema.
¿Es posible que el ser humano imite a la naturaleza la hora de producir productos?
Nada en nuestro mundo humano se ha inspirado en otra cosa que no sea la naturaleza. Empezamos a tejer como las arañas, a volar como los pájaros, a hacer túneles… todo está copiado de la naturaleza; los ordenadores, se supone que son una copia de nuestra mente. La pregunta es: ¿qué idea tenemos de lo que es la naturaleza a la hora de copiarla?
Los primeros microbios que tuvieron el mundo para ellos solos, durante 2 mil millones de años, crearon células cuando pasaron de la hostilidad a la cooperación, como una comunidad en la que se divide el trabajo, en la cual cada bacteria da una parte de ADN a la biblioteca, que llamamos el núcleo. La célula entera es inteligente y cooperativa y vive como sistema cooperativo. Nosotros estamos hechos de hasta 100 mil millones de células de este tipo, y todas ellas trabajan en armonía y equilibrio, no existe el paro en el sistema; no hay ningún órgano de tu cuerpo que esté explotando a otros órganos para su beneficio… Es una economía fantástica en la cual cada célula tiene 30.000 centros de reciclaje y 1.000 bancos que le dan dinero gratis. Si unas cuantas células se ponen egoístas y buscan su propio interés, a esto lo llamamos cáncer. Para ser una economía mundial que sea sana, hay que asegurarse que cada nivel, del más local al más global, estén sanos.
¿Cuál ha sido la trayectoria que te ha llevado de científica convencional a estudiosa de la conciencia?
Cuando era muy joven me hacia las típicas preguntas sobre: ¿Quiénes somos los humanos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Al estudiar biología evolucionista, me convertí en una buena experta en el pasado, para poder entender el futuro; si sabemos de dónde venimos, podemos, tal vez, saber hacia dónde es posible ir. Yo creía con fuerza en la ciencia occidental, pero luego empecé a sentirlo como “un traje” que me estaba demasiado ajustado. Se me quedaban demasiadas cosas fuera. Todo un mundo nuevo de mente y espíritu me ayudó a romper con este traje que tanto me apretaba. Me di cuenta de que había otras ciencias basadas en el mundo interior, no solo en el mundo exterior… así el mundo interno y el mundo externo llegaron a un equilibrio para mí. Y hubo un momento en que alguien me dijo: sólo hay dos sentimientos básicos en el universo: el amor y el miedo. Si piensas en el peor dictador, en la persona más mala que conozcas, puedas imaginarte cuando era un bebé, y en la primera vez que sintió miedo, ¿qué harías? Lo cogerías, le amarías… pero si no hay nadie que pueda hacer eso por ellos, entonces la cosa empeora y aparece el miedo… Me he dado cuenta de que tenemos que integrar el corazón y la mente, que el amor tiene que ser el principio motivador de todo lo que hagamos; que podamos amar y celebrar la naturaleza a la vez que la estudiamos y aprendemos de ella, para poder obtener la sabiduría necesaria para hacer nuestras vidas lo más armónicas posibles, como un ecosistema maduro, al igual que el cuerpo humano. Esa es mi trayectoria.
Alberto Fraile Oliver.

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