7 de enero de 2013

MARC TORRA. EXPLORADOR DE SABIDURÍAS ANCESTRALES.

Hijo de hippies primerizos, vegetariano (y creyente en la reencarnación), Marc Torra lleva años viajando por el planeta a lugares en los que rastrear (y recuperar) sabidurías ancestrales.
Combinándolas con avances del presente, sueña con implantar escuelas de sabiduría indígena que llamará Árbol Sabio. Es un tipo que pone a caminar sus sueños y que lleva en su zurrón un pañuelo rojo (mastay) que extiende para lanzar sus kuyas, piezas de madera con las que forma un mandala que le habla.

¿Qué es una ecoaldea?
Una aldea ecológicamente sostenible, en plena naturaleza.
¿Con luz eléctrica?
Tenemos, gracias a placas fotovoltaicas que he instalado yo mismo: me dedico a ello.
¿Y tienen agua caliente?
Sí, agua de lluvia que caliento con placas fototérmicas. Y tengo mucha leña: estoy junto al bosque de eucaliptos mayor del mundo.
¿Y qué come?
Cultivo mi propio huerto: acelgas, espinacas, judías, tomates, cebollas... ¡De todo!
¿Y carne y pescado?
Hay corrales de ovejas, conejos, vacas... Y hay ciervos, emús, wallabies, canguros...
¿Se comen, los canguros?
Encontré un canguro atropellado, lo honré, lo despellejé e hice una barbacoa para mis vecinos. Yo no comí, soy vegetariano.
¿Cuántos vecinos son en la aldea?
Catorce personas. En el valle, 85 personas. ¡A 90 kilómetros de la tienda más cercana! Vivo en la ecoaldea W-Tree (Australia).
¿Y viven bien?
Somos buscadores de resiliencia. Y amamos la naturaleza. ¡No necesitamos más!
¿Resiliencia?
Lo opuesto a la vulnerabilidad. Es adaptarte al medio, vivir en armonía con tu entorno.
Con austeridad.
Con frugalidad. Sin flagelarse, ¿eh?, pero evitando necesidades superfluas. Yo vivo con 100 euros al mes en la ecoaldea.
¿Sólo con eso?
Suficiente. Sólo necesito dinero para viajar.
¿Y cómo gana el dinero?
Trabajo en proyectos de desarrollo en países necesitados. Pero es mejor hablar de proyectos de resiliencia: ¡el desarrollo engaña!
¿Por qué el desarrollo es engañoso?
A mayor desarrollo, mayor vulnerabilidad. A más desarrollo, más dependencia, y cualquier revés te colapsa: ¡está sucediendo en las sociedades desarrolladas de Occidente!
No le diré que no.
Por eso trabajo en proyectos de resiliencia: preparo el futuro mirando al pasado.
¿Qué es aprovechable del pasado?
Hace 17 años que exploro las culturas tradicionales indígenas del planeta para rescatar su sabiduría ancestral y aplicarla.
¿Qué lugares ha explorado?
Colombia, India, Malasia, Tailandia, islas del Pacífico (Fiyi, Kiribati, Niue...), Mesoamérica... En la isla de Niue, un país de 1.400 habitantes, comprendí lo absurdo de llevar allí modelos occidentales.
¿Qué lugar le ha enseñado más?
Mi corazón acabará en los Andes. Allí descubro y canalizo conocimientos fascinantes...
Compártalos.
Las kuyas del mastay, sistema de lectura cósmica, me dicen que salimos de un ciclo de 500 años, marcado por el fuego (Occidente), y entramos en 500 años marcados por la tierra. ¡La hora de las culturas indígenas!
¿Tiene que ver con la profecía maya?
Varios calendarios coinciden en que ahora estamos cambiando el sueño de consenso.
¿Sueño de consenso?
Según los aborígenes australianos, la realidad es una proyección de la conciencia: la soñamos. ¡Y ahora cambiamos de sueño!
¿Sí? ¿Por cuánto tiempo?
Venimos de un ciclo de 5.000 años en que los tres pilares han sido la rueda, la escritura y el dinero. Y ahora entramos en otros 5.000 años, con otros tres pilares.
¿Qué pilares?
Relaciones en red, conciencia planetaria y reciprocidad (ayni: intercambio).
Eso suena muy hippy...
Me crié en una comuna hippy en Estanyol: mi padre publicó un anuncio en Ajoblanco en 1975 pidiendo que viniese gente a vivir...
¿Y qué tal?
Se apalancaban, nadie hacía nada, nadie tomaba decisiones... Había por allí un saco de harina, y con siete años yo tuve que espabilarme y me hacía mis tortitas en el fuego para poder comer algo...
Vaya.
¡Aprendí a espabilarme! Lo doy por bien empleado: aquello era un primer intento generacional. De eso aprendí que es importante organizarse y tomar decisiones por consenso, ¡como hacemos ahora en la ecoaldea!
¿Y qué opinan hoy sus padres?
Ellos eran de buenas familias que se arruinaron: ¡eso fue una bendición para mí! Gracias a su ruina tuve que espabilarme, buscarme la vida, prepararme, viajar... ¡Qué bien!
Deme una buena noticia sugerida por esas kuyas andinas que maneja.
Sé por las kuyas que Catalunya es volcán y que Castilla es vapor, pero sé también que esa diversidad puede armonizarse. ¡Y eso es lo interesante, no la uniformidad!
¿Eso le dicen las kuyas?
Sí: ahora voy a subir a Montserrat -que corresponde al chakra del perineo de la península Ibérica- para propiciarlo con las kuyas.
¿Perineo, ha dicho?
Sí: ¡mucha energía latente, primordial!
¿Y a escala mundial hay alguna nueva?
Hay mucha energía trabajando a favor del conflicto, de una guerra..., pero sorteando esa inercia vieja podemos caminar hacia un reencuentro armónico gracias a las diversas sabidurías ancestrales del planeta.
Víctor M. Amela.

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