10 de julio de 2013

GREGG BRADEN. UN CAMBIO PARA LA MENTE.


Hablamos con Gregg Braden en relación a sus dos últimos libros publicados en español, ‘El tiempo fractal’ y ‘La verdad profunda’ (Editorial Sirio), que constituyen valiosas brújulas para orientarnos en estos tiempos.
 —¿Cuál fue para Ud. el significado del año 2012? ¿Abrió una nueva era?
—El 21 de diciembre de 2012 me encontraba en la península de Yucatán en los templos mayas con los ancianos mayas, quienes estaban sorprendidos por la gran importancia que el resto del mundo había dado a esa fecha.
En realidad, según los mayas estamos viviendo entre dos ciclos. Se trata de una ventana temporal de treinta y seis años de duración, que va desde 1980 hasta 2016. Durante este período de tiempo nos toca vivir una transición en la Tierra, durante la cual vamos cambiando la forma en que pensamos, la forma en que vivimos y la manera de resolver nuestros problemas. Además, a medida que la Tierra cambia su localización en el espacio también cambia su clima; eso hace que se altere el tiempo atmosférico.
—¿Y qué dicen los científicos?
—Los científicos ven que muchas crisis están ocurriendo a la vez, pero la cuestión es si la suma de ellas nos está llevando a la destrucción o bien a la transformación de nuestra civilización. Estamos respondiendo a esta pregunta con las decisiones que tomamos y según cómo vivimos nuestra vida cada día.
—¿Cómo evitar agobiarnos ante tantas crisis juntas?
—Le explicaré mi posición al respecto. Hubo un tiempo en mi vida en que no me gustaba la palabra crisis; pensaba que denotaba una mala experiencia. Sin embargo, he llegado a apreciar esta palabra. Porque si la crisis está todavía presente, esto quiere decir que todavía hay tiempo para solucionar el problema, mientras que si la crisis ya ha terminado, lo que tenía que ocurrir ya ha ocurrido. Así pues aún tenemos la posibilidad de solucionar la crisis económica, la crisis de comida y agua potable que se vive en varios lugares del mundo, la crisis energética, etc.
—¿Hasta qué punto es esto posible?, porque Ud. lanzó la teoría del tiempo fractal, según la cual los mismos patrones de acontecimientos se repiten una y otra vez…
—Se repiten hasta que, precisamente, tiene lugar un cambio importante que puede dar nacimiento a una dinámica, a un ciclo totalmente distinto. Pero vayamos por partes.
En el año 2009 publiqué el libro ‘El tiempo fractal’, que muestra la unión de dos principios científicos de una forma que nunca anteriormente se había hecho. Uno de esos principios es el principio de los fractales. Un fractal es un patrón simple de la naturaleza que se repite una y otra vez a diferentes escalas. Por ejemplo, cuando miramos un átomo vemos el núcleo y el electrón moviéndose a su alrededor. 
Este patrón es el mismo que el del Sistema Solar, con los planetas moviéndose alrededor del Sol. De modo que si comprendemos el patrón en una de sus escalas podemos comprenderlo también en las demás escalas (por ejemplo, si comprendemos los principios del átomo podemos comprender asimismo los del Sistema Solar). 
El otro principio, también aceptado científicamente, es la idea de que las civilizaciones y las experiencias humanas tienen lugar en ciclos en que se repiten los patrones, o condiciones, una y otra vez.
Lo que hice en este libro fue combinar estos dos principios en una nueva idea llamada ‘tiempo fractal’. El tiempo fractal nos dice que si sabemos dónde mirar en el pasado tendremos una idea clara de lo que podemos esperar en el presente y en el futuro, porque las condiciones de los ciclos anteriores se repiten de nuevo. 
Esto es válido tanto para el planeta Tierra, a gran escala, como para la vida de cada uno de nosotros. A escala planetaria el tiempo fractal nos ayuda a entender los cambios climáticos, los ciclos de guerra y paz, el auge y la caída de las civilizaciones, etc.; a pequeña escala, podemos observarlo en las buenas y malas experiencias que tenemos en nuestras vidas.
Vamos ahora a lo que comentaba: ¿Cómo damos comienzo a un nuevo ciclo? Cuando, en nuestra vida, tenemos una profunda experiencia emocional (por ejemplo cuando fallece un ser querido, o cuando nos traiciona alguien en quien confiábamos, etc.), este tipo de experiencias nos dejan una cicatriz emocional profunda, la cual es el principio de un ciclo.
Las condiciones de esa experiencia se repetirán en nuestra vida una y otra vez, siguiendo los principios matemáticos de los ciclos. Así que la pérdida o la traición volverán a aparecer reiteradamente a lo largo de nuestra vida, hasta que cambiemos ese patrón.
El mismo principio es aplicable a las cosas buenas de la vida, como por ejemplo nuestro primer éxito económico, o la primera vez que experimentamos el amor y el ser aceptados por otra persona. Esto genera una profunda huella emocional, que también desencadenará un ciclo que se repetirá una y otra vez.
El valor de conocer los ciclos es que si sabemos cómo funcionan comprenderemos cuándo comienzan y cuándo terminan y sabremos cómo cambiar los patrones que no nos sirven.
Esto funciona de la siguiente manera: cuando cada ciclo termina, antes de que comience el siguiente existe un punto entre medio en que ninguno de los dos existe. A ese espacio lo llamamos ‘el punto de elección’. En esos momentos es mucho más fácil para nosotros cambiar el patrón del pasado.
Puesto que estos ciclos se basan en la naturaleza y en principios matemáticos básicos es fácil calcular, tanto en lo que atañe a lo personal como a lo global, cuándo empiezan y cuándo terminan. Y cuando llega el momento del punto de elección es el momento de hacer cambios en nuestra vida.
Ahora nos encontramos en ese momento, en el momento de elegir y hacer cambios.
Athanor.

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