28 de febrero de 2014

NO PONER RESISTENCIA. PEMA CHÖDRON.


Hace unos años me sentía abrumada por una profunda ansiedad, una ansiedad fundamental, intensa, por nada en concreto. 
Me sentía muy vulnerable, muy asustada y en carne viva. 
Mientras me sentaba y respiraba con esa sensación, me relajaba dentro de ella, permanecía con ella, el terror no se calmaba. 
Continuaba implacable al cabo de muchos días y no sabía qué hacer.

Fui a ver a mi maestro Dzigar Kongtrül, y él me dijo:
—¡Ah, sí! ¡Conozco ese sitio!
Eso me tranquilizó. Me contó las ocasiones en las que había estado atrapado del mismo modo. 
Dijo que había sido una parte importante de su viaje y que había sido un gran maestro para él. Entonces hizo algo que cambió mi forma de practicar.
Me pidió que describiera lo que experimentaba. Me preguntó dónde lo sentía. Me preguntó si dolía físicamente y si era caliente o frío. 
Me pidió que describiera la cualidad de la sensación con la mayor exactitud posible. Esta detallada exploración continuó durante un rato, y después se le iluminó la cara y dijo:
—Ani Pema, eso es el gozo de la dakini. Es un gran nivel de gozo espiritual.
Casi me caí de la silla. Pensé: «¡Caray, es genial!» 
Y estaba deseando sentir otra vez esa intensidad. ¿Y sabéis qué pasó? 
Cuando me senté a practicar llena de entusiasmo, por supuesto, como ya no estaba la resistencia, tampoco estaba la ansiedad.
Ahora sé que, de un modo no verbal, la aversión a mi experiencia había sido muy fuerte. 
Había estado haciendo que la sensación fuera algo malo. Básicamente, lo único que quería era que se marchara. 
Pero cuando mi maestro dijo «gozo de la dakini», cambió por completo la forma en que lo veía. 
Así que eso es lo que aprendí: interésate por tu dolor y tu miedo. 
Acércate más, inclínate hacia él, siente curiosidad; aunque sea por un momento, experimenta las sensaciones sin etiquetas, más allá de considerarlas buenas o malas. 
Dales la bienvenida, invítalas. Haz cualquier cosa que ayude a ablandar la resistencia.
Entonces, la próxima vez que te desanimes y no puedas soportar la experiencia que estás sintiendo, podrías recordar esta instrucción: cambia el modo en que la ves e inclínate hacia ella. 
Esa es básicamente la instrucción que me dio Dzigar Kongtrül. Y ahora te la paso a ti.
En lugar de culpar de nuestra incomodidad a circunstancias externas o a nuestra propia debilidad, podemos elegir estar presentes y despertar a nuestra experiencia, no rechazándola, no agarrándola, no creyéndonos las historias que nos contamos sin parar. 
Este es un consejo inestimable que trata la auténtica causa del sufrimiento: del vuestro, del mío y del de todos los seres vivos. 
Traducción: Berna Wang.

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