4 de abril de 2014

LAS PRUEBAS DEL CAMINO ESPIRITUAL.


El supermercado espiritual. Es una tentación ir de sitio en sitio, de escuela en escuela, de grupo en grupo, buscando experiencias fuertes y sin establecer un compromiso de reflexión y práctica profunda, en una disciplina concreta.
Usarlo como vía de escape. Un entretenimiento placentero o intelectual, con escasa implicación personal.
Como decía la antropóloga y maestra zen Joan Halifax, “hay aficiones peores” (y sabía bien lo que decía, ella que trabajaba en las cárceles). Pero si te lo tomas como un mero entretenimiento, no se dará la transformación personal profunda.
Autodecepción. Leemos libros y escuchamos a maestros que nos transmiten conceptos como el desapego, la compasión, la humildad.
Por momentos nos engañamos pensando que hemos alcanzado la comprensión sobre esos temas, pero más adelante observamos que no, que no está integrado, que era un engaño. Puede que te desmotives y flaquees, pero reconoce que no lo conseguirás a la primera y sigue avanzando.
La adicción a las experiencias místicas. Durante la meditación puedes llegar a experimentar estados de expansión de la conciencia, de gran gozo, intensidad y felicidad profunda.
No te obsesiones con volver a alcanzar esos estados. Ábrete a ellos pero no los persigas, podría ser causa de decepción y desmotivación,  porque cuanto más los persigues, más te rehuyen.
La inflación del ego. Incluso puede parecerte que has alcanzado la realización, la comprensión profunda del sentido de la vida.
Puede que hasta te creas que has alcanzado la iluminación o el despertar. No te entusiasmes demasiado y sigue practicando. Lo que importa es como aplicas todo eso a tu vida cotidiana y a tus relaciones. 
Abandonar tus responsabilidades. A veces, ciertas experiencias místicas  pueden conducirte a observar el mundo de una manera “pasota”, como si no fuera contigo, como si tú ya estuvieras más allá de todo y lo que haces es abandonar tus responsabilidades.
Eso no te acerca más al camino espiritual, sino que te aleja de él.
Practicar la sabiduría, el amor y la compasión en el día a día, muchas veces es más difícil que retirarse a una cueva a meditar
Todo lo experimentado es necesario llevarlo a la práctica porque sino, se trata de experiencias intelectuales.
Mariana Caplan

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