23 de junio de 2014

LA ESPIRAL DE LA VIDA.




En nuestro multiuniverso todo se mueve en espiral, desde las galaxias al ADN, desde la conciencia hasta la estructura de las caracolas de mar. 
Pero nosotros seguimos mirando en línea recta, incapaces muchas veces de asumir la complejidad de la evolución cósmica, que es la respiración de Dios.
Una vez más, gran parte de las alteraciones corporales aceleradas que están sucediendo en todos los buscadores y trabajadores de la luz en estos últimos tiempos, tienen que ver con la necesidad de pasar de las estructuras geométricas lineales a las circulares y en espiral.
Así podremos sintonizar nuestras propias ondas del corazón con los latidos del ser galáctico, armonizando nuestro cerebro y nuestras células con las pulsaciones de la inteligencia creativa divina.
Al unificarnos con el cosmos a través del nuevo sistema energético del cuerpo luminoso, nuestra vida será más extensa y nuestro contacto con las estrellas se manifestará como algo natural. 
Situación que ya viven plenamente los distintos tipos de niños que están llegando al planeta en estos dos últimos años, esos mismos que se consideran niños difíciles porque no pueden poner su atención en algo tan monocorde como lo que quieren enseñarles en los colegios.

Sin olvidar que muchos adultos se ven obligados internamente a dejar trabajos alienantes, de jornada rígida y vacíos de contenido, por otras actividades creativas más acordes con su frecuencia interna.
Como ya he recordado anteriormente, los cetáceos están unidos a este palpitar del corazón galáctico, como los niños estrella o cristal, y su presencia está activando un profundo cambio en la fisiología humana, hasta el punto de crear verdaderos milagros de sanación en las cuatro direcciones. 
No hace falta estar en contacto físico con ellos, pero sí estar vinculados a través del amor con su presencia, para que el cambio comience a manifestarse en nuestro cuerpo.
También es importante entender la referencia de los laberintos, que reflejan los movimientos espirales de la galaxia, y que despiertan la conciencia espiral en el cerebro y en las células de los humanos. 
Incluso pueden ser fuente de sanación al sustituir el movimiento lineal por uno circular evolutivo, que nos pone en contacto con el latido cósmico.
Son ceremonias que fortalecen nuestra relación con la conciencia superior del planeta, con el útero de la diosa, donde es posible renacer a la conciencia superior a través de la sabiduría femenina.
Emilio Fiel.

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