8 de octubre de 2014

CONVIRTIÓ EL DESIERTO EN UN BOSQUE.


En sus comienzos en 1974, le tomaban por loco. 
Yacouba Sawadogo soñaba con replantar y llenar de vegetación su región, reintroduciendo el Zaï, un método de cultivo tradicional olvidado. 
Su meta: restaurar la agricultura en unas tierras áridas y sin vida. 
Años más tarde, su sueño es realidad, floreció y se aplica en 8 países del Sahel, desierto de Sahara. 
Más de 3 millones de hectáreas de tierras estériles, de desierto, han sido rehabilitadas.

Existen personas con audacia y mucha fuerza. 

Yacouba Sawadogo es uno de ellos. Cuando en los años 1970, las poblaciones de Burkina Faso huyen del avance del desierto, este campesino sólo tiene un objetivo en mente: repoblar la región. 
Decidido a que crezcan semillas en un suelo seco, pone en práctica una antigua técnica de agricultura tradicional.

Llamado Zaï, el método consiste en cavar hoyos de unos 20 centímetros para depositar estiércol y compost al lado de cada semilla. 

Después de tres años de experimentación con diversas técnicas, el resultado es evidente. Los rendimientos se multiplican por dos y hasta por cuatro.  Lejos de enorgullecerse de este éxito, recorre los caminos de Burkina Faso para enseñar el arte del Zaï a los agricultores.

Las plantas ayudan a mantener la humedad del suelo y favorecen la infiltración natural del agua. “La gente pensaba que estaba loco cuando empecé a plantar estos árboles”, indica Yacouba Sawadogo, “es ahora cuando se dan cuenta de los beneficios del bosque.”

Plantó así 30 hectáreas. Una cubierta vegetal hecha de especies locales. El Zaï ya cruzó las fronteras del Burkina, y se ha puesto en práctica en 8 países del Sahel. Hasta la fecha, el método ancestral permitió rehabilitar más de 3 millones de hectáreas de suelos estériles.


La mejora generó ingresos para los agricultores, puso freno al éxodo rural y fortaleció el nivel de autosuficiencia alimentaria. 

Yacouba Sawadogo fórmula hoy un deseo: “Me gustaría que la gente tuviera el valor de crecer a partir de sus raíces y que no dejáramos morir algunas tradiciones que siguen siendo buenas para todos.”


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