7 de octubre de 2014

RENACER ES DESHACER NUDOS.


Santi Balmes se ha puesto para la ocasión una camiseta en la que se ve a un psiquiatra diciéndole «es usted bipolar» a una pila que tiene sentada como paciente. El humor parece trenzado en su ADN.
María Luisa Becerra, experta en el renacimiento y constelaciones familiares, ríe sus ocurrencias.
Por cierto: los dos nacieron "anestesiados".
Santi Balmes: Siempre había pensado que el renacimiento era un movimiento cultural hasta ayer, que leí que es una psicoterapia. ¿Podemos llamarlo así?
María Luisa Becerra: A mí la palabra terapia no me gusta mucho...
S.B.: Entonces, ¿qué es?
M.L.B: Es un camino de expansión de conciencia, pero sí, sí es una terapia aunque no me gusta el hecho de pensar que yo pueda estar por encima de nadie. El renacimiento es un camino hacia el amor, hacia uno mismo y, desde ahí, hacia los demás.
Es como una segunda oportunidad en nuestras vidas.
El momento del corte del cordón umbilical en el que respiramos por primera vez en este nuevo ambiente acostumbra a ser muy violento.
Además, el bebé va haciendo decretos sobre su vida, va haciendo una falsa imagen de su vida, de su personalidad que le puede hacer sufrir.
Pero aunque englobe situaciones que generan dolor, no lo veo como algo negativo.
Cuando una persona comienza a hacer una respiración circular, consciente, hay un movimiento energético.
Es algo físico que permite deshacer nudos, cambiar conductas.
Hace que la persona movilice la energía, libere la respiración, y descubra la relación entre la mente, el cuerpo y las emociones.
S.B.: Complicado lo veo, y más que estén en armonía.
M.L.B: Este es nuestro trabajo. Cuando lo descubres, vas teniendo pequeños renacimientos. Cuando no eres consciente de ello, vives en el pasado, según era ese niño herido.
El renacimiento te lleva a vivir en el presente que tú eliges, porque has podido deshacer todas esas memorias del pasado.
S.B.: Me hace gracia que la sabiduría popular siempre acaba acertando. Por ejemplo, cuando se dice 'ese es un mal nacido'.
Siempre se ha intuido que las condiciones del parto influyen en lo que serán las condiciones del carácter de esa persona.
Le pregunté a mi madre cómo había nacido yo, y me asusté porque había nacido bajo los efectos de la anestiesia.
"Nací drogado".
M.L.B: Yo nací igual.
Los que nacen con anestesia corren el peligro de que no lloren, no respiren.
Y ahí entra mucha violencia: te cogen de los pies y pegan para despertarte.
Puede ser que los que hemos nacido así hayamos tenido que trabajar mucho por la pulsión de la vida y nos hayamos enganchado en la muerte.
Hay muchas maneras de no estar totalmente presente y vivo. Alcoholes, drogas... Actitudes de no gritar, no estar, no disfrutar.
«Se pueden cambiar pautas si tomas conciencia de ellas».
Ferran Sendra.


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