11 de noviembre de 2014

¿LA CIUDAD MÁS VERDE DE EUROPA?


Gracias al impulso de sus instituciones, empresas y ciudadanos, Bristol se ha convertido en una ciudad que puede servir de modelo a muchas otras.
En pocas ciudades se tiene la ocasión de cruzarse hasta tres veces en un mismo día con el alcalde y en bicicleta. 
Eso fue lo que nos ocurrió en Bristol, mientras explorábamos las razones por las que esta ciudad británica de algo más de 400.000 habitantes, ha sido elegida capital verde europea del 2015.

La primera vez lo vimos pedaleando a la lejos, mientras remontaba la cuesta, camino del Ayuntamiento.
“No somos ni Amsterdam, ni Compenhague, y jugamos con esa ventaja. Aún nos queda un largo trecho para llegar a un 30% del uso de la bicicleta, pero en otros campos como la alimentación, la relocalización de la economía local o la energía, estamos abriendo brecha. 
Y estamos intentando hacerlo de una manera inclusiva, ensanchando todo lo posible el concepto de ciudad verde para que nadie se quede fuera”.
“Estamos en una ciudad con un trazado imposible, pero eso hace aún más fascinante el trabajo de un urbanista, que debe ser el de velar sobre todo por el conjunto humano”, sostiene Ferguson.
“Creo sinceramente que estas ciudades de tamaño medio van a ser los laboratorios de lo posible. Lo que estamos logrando en Bristol es fruto del impulso conjunto de las instituciones, las empresas y los ciudadanos, unidos en una visión que puede servir de modelo al resto del mundo".
El alcalde Fergurson, recibe su sueldo en libras de Bristol: la moneda social y complementaria que inició su andadura en el 2012 bajo el lema “Nuestra ciudad, nuestro dinero, nuestro futuro”. 
Hoy por hoy circulan más de 600.000 euros en la divisa local, aceptada por medio millar de negocios y respaldada por la Cámara de Comercio. La moneda local puede cambiarse por libras esterlinas -a idéntica cotización- en varios puestos instalados en la calle. 
El “Skipchen”,se trata del primer resturante en el Reino Unido que sirve exclusivamente comida “rescatada” (principalmente de los supermercados) a precios realmente populares.
Con más de medio siglo de tradición, la Soil Association es pionera en el impulso de la agricultura ecológica en el mundo. El Bristol Food Network y la asociación Increíbles Comestibles están creando también sinergias de cultivo en espacios públicos y asegurando que la comida local y ecológica llega a todos los barrios.

«La búsqueda de la felicidad es en el fondo lo que mueve el mundo».  La ciudad es la escala ideal para trabajar desde la base: en las comunidades, en las escuelas, en los lugares de trabajo, en los hospitales y hasta en las prisiones».
El Ayuntamiento ha creado su propia “fuerza de choque” que llenará los tejados de los edificios públicos de placas fotovoltaicas, solares, empezando por las escuelas. La ciudad que está poniendo en jaque al oligopolio eléctrico en Gran Bretaña.
En la ciudad también hay ecoaldeas urbanas como donde la vida gira en torno a la increíble granja periférica.
El transporte es quizás la asignatura pendiente de Bristol, llevar la movilidad a los barrios más desfavorecidos y lograr el objetivo de que cuatro de cada cinco desplazamientos en el 2020 sean a pie, en bici o en transporte público. 
Fragmento de la entrevista de Carlos Fresneda.


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