29 de abril de 2015

ES NECESARIO CULTIVAR MÁS AMOR Y COMPASIÓN.

Dejar de mirarnos el ombligo es prioritario.

Afortunadamente, en la actualidad siguen existiendo culturas, tribus, conocimientos que nos llegan de lugares lejanos y que mantienen viva su sabiduría y sus conocimientos.

Se basan en lo simple, lo natural y en no separarse ni de su entorno ni de sus conocimientos aunque, también vayan incorporando nuevos elementos de lo que llamamos "una vida moderna".

Como ejemplo, algunas formas de vida y de vivirla que nos llegan de otras culturas y que podemos hacerlas nuestras también porque, al fin y al cabo, se trata de vivir, convivir y respetar y esto, es necesario ponerlo en práctica en todas partes del mundo, no sólo en algunos lugares del planeta.

Anuta, también conocida como Te Fatu Sekeseke ("la piedra resbaladiza"), es una pequeña isla volcánica situada en el sudeste del océano Pacífico: su diámetro está en torno a los 800 m y su población ronda las 300 personas. 
La clave de su sociedad, que ha convivido en armonía con los recursos disponibles, ha sido el mantenimiento de un gran espíritu comunitario, donde todo se comparte y todos trabajan para el beneficio común.
Nueva Zelanda se mantiene como un lugar casi virgen. Antes de la llegada de los europeos, los únicos habitantes de estas islas eran los Maoríes
Sus relaciones están basadas en Aroha, un concepto ancestral que busca la unidad y el equilibrio como base de su comunidad. 
Este vocablo, en lengua maorí significa "compartir" y se entiende como la fuerza creativa que viene del espíritu, como el amor y la inteligencia que surge del corazón, del alma y la mente.
El Budismo como religión o como filosofía, está basado en una filosofía que intenta liberar al individuo del odio, la codicia y la ignorancia. 
Extendido en la actualidad por todo el planeta, surgió en India y es en Asia donde se encuentran los mayores territorios budistas como el Tibet, Myanmar, Vietnam o Tailandia. 
Para el budismo, la felicidad se encuentra en el seno de la convivencia social, ya que considera que la felicidad individual depende de la colectiva: no se puede ser feliz si los que están a su alrededor no lo son.
Si bien la genética es un factor primordial para predecir la longevidad, las variables que tienen que ver con los hábitos cotidianos y la actitud ante la vida, son también muy importantes. 
Entre estas se halla sobre todo, el mantener una vida saludable, que no solo debe tener en cuenta a la persona sino a esta en relación con su entorno. A este respecto, muchas tradiciones constituyen un canto a la vida y tienen como objetivo aumentar la felicidad y la calidad de vida, como el Aloha, el Aroha o el Budismo entre otras y pueden incidir de manera positiva en la sociedad en general. 
Atresmedia.


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