26 de junio de 2015

LA COMUNA DE LOS ABUELOS FELICES.

Han decidido abordar la etapa final de sus vidas de forma satisfactoria y activa
No quieren languidecer pasivamente, sentirse una carga o ingresar en una residencia de mayores al uso.
Que la última etapa sea un periodo activo, jovial, de crecimiento humano y bienestar.
Por ello han construido su particular paraíso: Trabensol, una comunidad, en la que han invertido sus ahorros, en un proyecto único en España.
Todo comenzó hace 14 años cuando, un grupo de amigos a punto de jubilarse y con una intensa actividad social, cayeron en la cuenta de que se estaban haciendo mayores.
«Queríamos alternativas diferentes a las que habían vivido nuestros padres. Tras muchas horas de diálogos, decidimos constituir una cooperativa y construir un centro de convivencia para mayores en el que pudiéramos vivir una vejez saludable, ser independientes, ayudarnos entre nosotros y organizarnos».

"Es fantástico vivir en comprensión y cariño"
Al pie de una sierra, en una zona fértil, junto a la orilla del río, se erige el colorido complejo de 16.000 metros cuadrados, construido de forma bioclimática, con energía limpia, renovable y económica, que les permite hasta un 75% de ahorro mensual.

«Está todo muy pensado. Las zonas de acceso de la casa están orientadas al norte y las del alojamiento al sur. Tenemos 25 pozos que hacen que el suelo tenga una temperatura constante de 16 grados. Los canalones de los tejados van a un aljibe que recoge el agua de la lluvia y nos permite regar durante tres meses. Los aislamientos térmicos y acústicos están muy cuidados y las luces exteriores están dirigidas hacia abajo para que no haya contaminación lumínica y podamos ver las estrellas»

Un hogar, no un geriátrico

Con la intención de edificar un hogar alejado del concepto actual de las residencias de mayores, está preparado para armonizar la vida en común con la vida independiente. Tiene un huerto de 10.000 m2, tranquilos patios, aromáticos jardines y 54 viviendas.
«Quería llegar aquí como una libélula, ligera de equipaje. Mi marido y yo hemos traído sólo los muebles que han cabido, ha sido un ejercicio de liberación de apegos del pasado. Ahora, nuestra vida cabe en 50 m2»
El lugar cuenta con zonas comunes: biblioteca, hemeroteca, gimnasio, un mini spa de baños terapéuticos, salas de reiki, de acupuntura, de música, de pintura o de edición de video, un claustro zen para pasear cuando hace mal tiempo, un sala con juguetes para que los nietos jueguen, salones de reunión para celebrar fiestas o el salón del silencio.
«Aquí hay gente que es religiosa y hemos considerado que era necesario crear un espacio común y polivalente para meditar, rezar o practicar yoga. En Berlín van a hacer un centro donde diferentes religiones van a compartir techo, nosotros ya lo estamos haciendo»

Mayores con alma joven
"En Trabensol el mayor valor, sin duda, es el potencial humano". 
La convivencia entre los residentes, es plenamente activa y cada uno pone a disposición de la comunidad su experiencia profesional. 
"Vivimos en un clima de tolerancia y ayuda mutua", "Tenemos talleres de danzas del mundo, Ikebana, cristales, costura, pintura, Chi Kung o bricolaje y hacemos nuestra propia gaceta informativa interna". 
"Es un lugar agradable para vivir.
Conoces gente fantástica y haces cosas que te mantienen activo.
¡No paramos, cada día hay algo nuevo! Estamos en una adolescencia de la vejez. Mis hijas nos dicen que estamos haciendo la comuna que no pudimos en los 60"
En la cocina, "El ambiente es increíble, hacen todo lo posible por mantener un clima de alegría y solidaridad.Son mayores de alma joven, sabios y con una conciencia social que engancha"
¿Y si llegan momentos de dificultad física o de enfermedad?
"Hay vigilancia las 24 horas. El complejo está habilitado para personas con movilidad reducida. En cada pasillo hay varios baños, en cada esquina un ascensor con el tamaño suficiente para una silla de ruedas y tenemos un ala, especialmente habilitada, para personas que necesiten cuidados médicos específicos. Queremos pasar nuestros últimos días aquí de la mejor forma posible».


Lista de espera

Este sistema de vivienda diseñado y gobernado por los propios residentes, nació en Dinamarca, a finales de los años 60, y se extendió a Norte América, a finales de los 80, bajo la pretensión de volver al sentido de comunidad de los barrios de antaño. "Trabensol ha sorprendido mucho en Europa. Nosotros informamos, a quienes nos preguntan sobre cómo hemos llegado hasta aquí, pero lo imprescindible es que haya un núcleo humano suficientemente fuerte y comprometido para poder llevar algo así a cabo."
Son tantos los interesados en esta particular forma de vida que ya cuentan con lista de espera. 
¿Los requisitos? 
Tener entre 50 y 70 años, identificarse con los principios básicos de solidaridad y ayuda mutua.
"Incluye alojamiento, lavandería, limpieza y la comida del medio día. Somos de una generación en la que se compraban pisos porque no había casi alquileres. Los hemos vendido para poder afrontar el coste del proyecto. Quien decida marcharse recupera el dinero, al valor que tenga en ese momento, y si morimos, lo recuperan nuestros herederos, que también pueden, si cumplen los requisitos y quieren, venir a vivir aquí."
Fragmentos de Cristina Serrato.



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