8 de junio de 2015

¿QUÉ HEREDAMOS DE NUESTROS ANCESTROS?

¿Los hijos heredan más de sus abuelos que de sus padres?

La herencia genética es importante pero también lo es, la herencia del linaje familiar y ambas se heredan saltando una generación, de abuelos-abuelas a nietos-nietas.

Cuando los abuelos vivieron experiencias que no han conseguido superar, sus hijos serán portadores de la experiencia y los nietos, las somatizarán física o emocionalmente.

Esto no es inevitable o para siempre, cada miembro de la familia desempeña un rol a la vez que siguen evolucionando individual y colectivamente. 
Hay circunstancias que se repiten a través de varias generaciones, personalidades y roles idénticos y también las mismas enfermedades.
¿Hasta cuándo?
Hasta que alguno de los miembros toma consciencia de lo que ocurre y consigue transmutarlo, liberándose él y al linaje familiar.
Interesarnos por la vida de nuestros abuelos, sus gustos, su profesión, sus experiencias, su infancia, nos dará muchas pistas que ayudarán a conocernos aún más.

Algunos ejemplos: 
  • No es raro ver a un niño llevar la cólera de sus abuelos, lo cual puede traducirse en problemas hepáticos, alergias inexplicables, incluso una diabetes (conflicto entre dos abuelas). 
  • Las esclerosis en placas pueden corresponder a una “lucha a muerte” dentro del linaje de los hombres.
  • Algunas anorexias coinciden con muertes que pueden remontarse a las épocas de guerras.
  • Las esterilidades pueden ser reacciones de "frenar la vida" proveniente de un riesgo durante la gestación o a la hora del nacimiento en generaciones anteriores. 
Se dice que heredamos en función de la posición que ocupamos en la familia y para esto, hay que considerar todos los embarazos (abortos espontáneos, abortos inducidos, embarazos extrauterinos), todos ellos tienen un lugar en la familia. 

El primer hijo o hija: Se inscribe dentro del linaje del padre. La pérdida del primer hijo o hija es una herida para el padre, para el linaje masculino. 
Simbólicamente el primer hijo o hija representa los cimientos de la casa. El primer hijo o hija, se identifica más con los abuelos que con los padres. 

El segundo hijo o hija: Se inscribe dentro del linaje de la madre. Simbólicamente el segundo hijo o hija representa los muros de la casa y se identifica más con los padres. Suele ser el descendiente que más sufre si los padres se separan. 

El tercer hijo o hija: Se inscribe como un hijo del “cambio”. Nace con la capacidad de hacer todo diferente. La pérdida de un tercer hijo es una herida para los hermanos y señala la incapacidad para hacer cambios en la vida. Simbólicamente representa el techo de la casa. La protección y renovación. Será un alma conciliadora, buscará siempre mantener la hermandad. Es el hijo que más sufre si los hermanos se alejan. 

Y así, comienzan a repetirse los patrones: 
El hijo 1 es lo mismo que el hijo 4, 7, 10 o 13. 
El hijo 2 es lo mismo que el hijo 5, 8, 11 o 14.  
El hijo 3 es lo mismo que el hijo 6, 9, 12 o 15. 


Este esquema debe ser considerado únicamente como un mapa de lectura que muestra posibilidades y no representa un método para encasillar a las personas.
Memoria Emocional


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