21 de agosto de 2015

LA CONSCIENCIA DE LOS OCÉANOS. DANIEL MEUROIS

Esta es nuestra historia, hermanos humanos. 
No somos animales en el sentido como vosotros lo entendéis. 
Por eso también, algo en nosotros os fascina.
Es verdad que poseemos del animal esa puerilidad y confianza ciega que nos hace caer en vuestras trampas. 
La inteligencia que hemos desarrollado y las facultades a las que tenemos acceso, no van exactamente en la misma dirección que las que han elegido la mayoría de vuestros semejantes. Nuestros cuerpos nos limitan…
Pero la Fuerza de Vida, ¿llama a esto defecto o imperfección?
Para nosotros, solo cuenta la armonía y la felicidad.
Nuestro sueño es transmitírosla y lo conseguiremos… compartiendo con vosotros.
Mirad ahora debajo de vosotros, sobre la arena y entre las algas del mar. 
Veis relieves y unas piedras enormes e informes. Son los restos de lo que fueron antaño suntuosas casas humanas.
Datan de un tiempo bastante cercano, cuando conocíais nuestra historia y aceptabais nuestra colaboración. 
Con el lenguaje del alma recogíais de nosotros informaciones que os hacían progresar. Nos habíais convertido en vuestros amigos y vuestros cómplices, igual como los son otros hermanos animales que hoy os acompañan, día tras día. 
Después, una vez más, volvisteis a caer, por orgullo. Cuando el Soplo Divino que dormita en el hombre no es lo suficientemente resplandeciente para proclamar sin ambigüedad su divinidad, los barrotes de su jaula se refuerzan.
Estos vestigios que veis devorados por las aguas son contemporáneos de aquella Atlántida que habéis reducido a un mito. Nuestro pueblo sabe muy bien que algunas de estas rocas y piedras cuya talla se entrevé, están listas para resurgir en algunas partes. 
La Madre-tierra os las devolverá para que empecéis a recordar, sin posibilidad alguna de negarlo. Es preciso que las certezas de aquellos que controlan el orden de vuestro mundo se resquebrajen, comprendéis. 
Dentro de poco tiempo, el orgullo de aquellos que fabrican las opiniones de vuestros hermanos humanos va a ser sacudido desde sus bases.
Algunos de nosotros, en las profundidades marinas, conocen mejor vuestra Tierra de lo que os podéis imaginar. En realidad, el universo de los océanos es mil veces más rico de lo que podéis atreveros a suponer. 
Es una galaxia donde algunos de mi pueblo viajan en conciencia. El fondo de los océanos de esta Tierra es análogo a la bóveda celeste. Abriga una supra-inteligencia. 
Una forma de vida que es todo amor y que desconocéis por completo, de la que no tenéis ni la más mínima idea. Es una inteligencia, una presencia cercana a nuestros corazones y las estrellas, son sus transmisores.
Hay Luz en esta Tierra. Es todo lo que os puedo decir… Y si la sombra se desata hoy sobre ella, en vuestros corazones y fuera de ellos, es para que su resplandor se vuelva más evidente, más redentor para cuando llegue el día.
Si, los mares son la imagen de los cielos, hermanos humanos. Os van a devolver vuestra imagen, a reconectaros con vuestros orígenes. 
Cuando los terremotos hagan surgir nuevas islas y franjas de tierra vuelvan a estar cubiertas por las aguas, ved en ello un guiño de vuestro pasado.
Nuestra madre y hermana Tierra ha hecho voto de llevarnos a todos hasta el punto último donde nuestras conciencias podrán volar por sus propias alas. Sabe lo que es bueno. 
Hay que aceptar por tanto que sacuda de vez en cuando su espinazo y nos prodigue sus lecciones.
Daniel Meurois. El Pueblo Animal. Ediciones Isthar Luna-Sol



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