5 de noviembre de 2015

PRANA, EL GRAN ALIENTO

Prana es la energía cósmica que interactúa con todos los seres vivos haciendo posible la vida y todas sus funciones.
Prana es el aliento, la energía, la fuerza vital, el combustible necesario para que la vida continúe, siempre está en constante movimiento y si se estanca, la vida no es posible.
La cultura hindú le llama Prana, los chinos la conocen como Chi y los japoneses, le llaman Qi.
Circula por los canales energéticos a nivel sutil y a través de la sangre en el plano físico, bañando cada parte del cuerpo, regenerándolo y nutriéndolo. 
Entra en nosotros con la primera respiración en el momento del nacimiento y abandonará nuestro cuerpo en el momento de la muerte, con el último suspiro.
Los orientales están muy familiarizados con esta energía sutil que todo lo impregna y dicen que, en el momento de la muerte, abandona nuestro cuerpo por la coronilla, desconectando a nuestro espíritu del cuerpo físico para fundirse con el Universo.
La respiración es fundamental para nosotros, nos mantiene vivos, nos limpia y regenera, ayuda a expandirnos y a abrirnos.
Fijando la atención en la respiración, podemos centrarnos, serenarnos y armonizarnos. Podemos aumentar nuestro bienestar, fuerza vital y estar más saludables.
Cada partícula de prana contiene los 5 elementos que conforman el Universo, los mismos elementos que hay en nuestro cuerpo. Somos un microcosmos dentro de un gran Cosmos, hechos a imagen y semejanza de algo más grande.
La energía vital se adquiere básicamente a través de la respiración. La consciencia es también energía, energía muy sutil y podríamos decir que el prana, es la consciencia del Universo que llega hasta nosotros. Respirar de forma consciente es conectar y unirnos al Universo, es entrar en contacto directo con nuestro espíritu.
Una buena respiración no solo favorece la oxigenación, sino que también nos recarga de prana puro y esto favorece un mejor funcionamiento del cuerpo y de la mente. Prana y mente están estrechamente ligados. Respiramos aproximadamente unas veinte veces por minuto y es bueno aprender a respirar más pausada y uniformemente. Una mala respiración o una respiración muy superficial nos agita y altera, en cambio una respiración regular y armónica, es un verdadero bálsamo. 
Tan estrecha es la relación entre mente y respiración, que cada estado de ánimo crea un tipo diferente de respiración y cada tipo de respiración, crea un estado de ánimo diferente. No respiramos igual cuando estamos serenos o ansiosos, tensos o distendidos, preocupados o confiados. Es así que un estado de ánimo puede alterar la respiración y en cambio, una respiración armónica favorecerá estados de ánimo positivos.
Lo ideal es hacer una respiración completa: Inhalar llevando el aire al abdomen hasta llenarlo y completar llenando la caja toráxica. Hacer una pequeña apnea conteniendo el aire y expulsar vaciando primero el abdomen y luego el pecho. Hacer una pequeña apnea y continuar repitiendo la secuencia tantas veces como deseemos, de forma consciente, centrándonos sólo en la respiración.
La respiración es el puente que une la Tierra con el Cielo, la materia con lo sutil, el mundo físico con el espiritual. Si ejercitamos la visión sutil, podemos mirar al cielo y fijar la vista en un punto, preferentemente en un espacio del cielo donde no hayan nubes, así resultará más fácil ver el prana. Mantenernos ahí el tiempo necesario hasta que empezarán a aparecer pequeños puntos plateados que se mueven a gran velocidad, de forma aleatoria, pequeñas chispas divinas que están por todos lados. Eso es el prana. Los días nublados son los mejores para ejercitar esta práctica. Si se ejercita la visión sutil, poco a poco se volverá algo natural y sin esfuerzo.
Respirar no solo es básico para vivir físicamente, sino también para vivir una vida espiritual. Mientras seguimos buscando nuestra conexión, respiremos, sigamos respirando porque la otra opción, ya sabemos cual es.
Semillas Solares


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