22 de diciembre de 2015

Después del éxtasis, hay que bajar a tierra

De vez en cuando recuerdo en las clases de meditación, aquello de "después del éxtasis, la colada" o lo que es lo mismo: Bajar a tierra. Porque muchas veces nos extraviamos en toda clase de elucubraciones, especulaciones o fantasías metafísicas, y nos perdemos la realidad contundente de lo que es aquí.
Por mucho que se nos diga que todo es ilusión, lo cierto es que una migraña hace daño y duele y uno no se queda impasible ante un severo dolor de cabeza. Hay que moverse en los dos planos, el que podríamos denominar suprasensorial, pero también en el cotidiano. Hay una historia muy significativa:
Un maestro durante años, le repite a sus discipulos que todo es ilusorio. Un día muere su hijo y comienza a llorar desconsoladamente. Los discípulos se lo echan en cara y él dice: "¡Es que es tan doloroso perder a un hijo ilusorio en un mundo ilusorio!".
Por eso hay que aprender a desenvolverse en los dos planos. En una ocasión le pregunté a un mentor espiritual qué definía a una persona sabia, y contestó: "Que sabe navegar en los dos océanos: el de la vida exterior y el de la vida interior". La vida de cada día está aquí, siempre presente, pero podemos impregnarla de espiritualidad.
Hoy en día se están dando una serie de movimientos pseudoespirituales que a menudo nos hacen vivir de espaldas a la auténtica espiritualidad. Se han puesto de moda los advenedizos del yoga que nada tienen de yoga y demasiadas veces se distorsiona la enseñanza.
Se han puesto de moda autores de best-sellers "espirituales" que aseguran haberse iluminado con total naturalidad. Esto es peligroso. 
Buda dijo: "No conozco nada tan poderoso como el esfuerzo para combatir la pereza y la apatía" , "Los grandes del espíritu señalan la Ruta, pero uno mismo tiene que recorrerla". 
Y esa ruta se recorre con motivación, un firme propósito y la práctica diaria. 
Las enseñanzas deben ser validadas mediante la experiencia personal. Las enseñanzas no se mueven por creencias, sino por experiencias. Lo que tenemos que entender es que lo que verdaderamente nos va a transformar es la práctica y ésta, va a modificar nuestros pensamientos de tal modo que luego, podamos mantener una actitud de armonía en la vida de cada día, a pesar de sus vicisitudes.
Pues de otro modo, uno se pierde en ideas e incluso cree que está despertando y cada día, está más dormido. La vida es la gran maestra y es un reto que nos permite ver en qué grado de verdad estamos madurando emocionalmente y avanzando espiritualmente. 
No podemos acceder a un plano de consciencia más elevado si no llevamos a cabo el trabajo interior. Es más fácil hacer metafísica barata, pero eso no transforma; es más sencillo perderse en ideas espirituales, pero eso no modifica. 
Lo que realmente nos va mutando es incorporar las experiencias a nuestra vida diaria y persistir en la práctica. La voluntad es necesaria. La gracia solo surge dentro de nosotros cuando ponemos los medios y condiciones para ello.
Los advenedizos espirituales prometen mucho, pero no dan nada. Son un analgésico espiritual o un placebo, pero nada más. La iluminación está en nosotros, pero hay que despertarla. Si avanzamos o no, si nos estamos engañando o no, eso lo podemos constatar en la vida cotidiana, de acuerdo a cómo y con qué actitud vivimos cada día y para eso, no hace falta nadie más que uno mismo.
Ramiro Calle

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